Berta CáceresDestacadoMultimedia

Berta llama

La verde capa de nieve cubre toda la espesura

miles de hojas se adentran en los tuétanos de la tierra

arde el miedo tras cada batalla.


Nunca se vieron hormigas tan grandes

combatiendo semejante empresa

ni nunca se vio tan diminuto el capital

siempre tan arrogante y genocida.


Se fue la anciana mujer llevándose su memoria,

dejando su pasado y su futuro estrellado,

deja huérfanos a los soñadores

que beben de cada batalla, de cada mirada

de cada atardecer ocre

para mitigar la soledad de un pueblo que resiste.


La abuela llama a todos los pueblos aborígenes de este continente

mientras llama, su llama se mantiene encendida.


Las Lencas del Copinh, con Pascualita,

a orillas del sagrado río Gualcarque

te ofrecen maíz, copal y encienden las velas de colores

para recordar tu historia, tu lucha

y enseñar el camino.


Tu llamada llega hasta la selva Lacandona

allí, los caracoles zapatistas hacen fiesta,

comen tortillas de maíz morado

y celebran tu sangre india

que no se pierde ni se acaba, se siembra.


Los Guaranís entonan jubilosos las palabras del Corazón

y se unen a tu canto de mujer rebelde

que sembraste en cada aliento de vida.


En las praderas se juntan los pueblos de la nación Sioux,

allí, en el temascal de la comunidad

junto a los ancianos, ofrecen calor, rito y sudor

cantan fumando e invocan a los Espíritus sagrados

para que te guíen hasta el infinito de la memoria.


Las Kunas, siguen navegando de isla a isla, mientras,

recorren el contorno de la autonomía

recogen el llanto de las antepasadas

y abrazan confiadas, tu mirada de esperanza.


La abuela llama a todos los pueblos aborígenes de este continente

mientras llama, su llama se mantiene encendida.


En la aldea de los Enawené-Nawé,

danzan los clanes para contribuir agradecidos

a que tu paso sea

como el leve itinerar de los colibrís.


Los Yanomamis, tu pueblo en la lejanía, pulverizan tus huesos

para incorporar tu sabiduría y así no se pierda

tu dignidad, tu fortaleza, tu esencia femenina.


Las Mapuches se bañan con las niñas

en el sagrado abrazo del río y la montaña

para cantar que el cuerpo-territorio

no se toca, no se invade, no se viola.


El pajé de los Yaminahua canta su sagrado canto

para que tu Espíritu, viva a partir de tu muerte

en las raíces de la Gran Lupuna junto

a todas las mártires indígenas de este continente.


Berta llama a todos los pueblos aborígenes de este continente

mientras llama, su llama se mantiene encendida.


Amazonía, Oscar, 2021


Ilustración: partisano.cat