Desarrollo Sostenible una forma muy conveniente de nombrar el despojo y avasallamiento de los territorios
Venimos escuchando constantemente las palabras desarrollo sostenible para nombrar a los proyectos extractivos que arremeten contra los territorios ancestrales. En nombre de la energía limpia, las empresas represan los ríos, militarizan comunidades, estigmatizan movimientos sociales y criminalizan a las luchadoras y luchadores.
Nos venden una falsa dicotomía entre las energías a base de hidrocarburos y las energías hidroeléctricas, dejando a un lado al verdadero generador de los problemas ambientales de nuestro tiempo, un sistema en el que lo único que importa es sostener las ganancias. Necesitan energía que les permita sostener su producción. Las hidroeléctricas son una forma más de diversificar las fuentes de energía, de buscar extender el límite de los hidrocarburos, para alargarle la vida a un sistema de muerte. Para esto las empresas van a tomar o robar todo lo que puedan, algunas empresas va a querer nuestros territorios para especular con ellos, otras empresas en cambio van buscar sus ganancias en la construcción de represas y en la producción y venta de energía.
En la competencia por las concesiones de los territorios otorgadas por el estado, las empresas se van a valer de todas sus influencias políticas y económicas, para comprar a quienes, en cargos públicos, les permitan el acceso a estas concesiones. Van blindar sus inversiones y corrupciones librándose de las poblaciones que habitan los territorios que necesitan explotar, van a cooptar conciencias a través de proyectos asistencialistas impulsados por las empresas interesadas o por agencias de cooperación que tiene intereses en impulsar y consolidar el extractivismo en nuestros territorios, estos proyecto solo hacer un poco menos miserable la miseria, reparten cuadernitos y mochilas con el logo de la empresas, o construyen letrinas con en nombre de la agencia de cooperación en la puerta. Pero no todo es tan sencillo para los desarrolladores sostenidos, la gente que entiende la importancia de la tierra, planifica el futuro y lleva más de 500 años defendiendo los tejidos espirituales que une nuestro cuerpo con nuestro territorio, no puede ser cooptadas. Entonces las empresas van a militarizar las comunidades, encarcelar a las dirigencias, llamar a sus medios para iniciar campañas mediáticas para atacar a quienes luchan por los territorios. Si no pueden frenar la lucha van a recurrir al asesinato. La energía limpia va adquiriendo un olor a agua podrida, a sangre.
Hemos visto una y otra vez asesinatos, saqueo, explotación y violaciones en nombre del desarrollo. El desarrollo que no contempla a las comunidades, saca la tierra de las manos de quienes la han cuidado y labrado, se la da a los que mejor corrompen, a delincuentes que crean estructuras criminales solo para incrementar sus ganancias. Este desarrollo plantea que aquellas personas que antes poseyeron la tierra ahora engrosen los cinturones de pobreza en las grandes ciudades, mueren debajo de la bestia o pasan su vida trabajando en el extranjero y anhelando la vuelta a un lugar que ya no existe.
Pero la dignidad habita dentro de quienes sueñan con justicia, aquellos y aquellas que están fuera de su tierra levantan banderas, las y los que decidieron quedarse remueven el polvo de caminos y carreteras. Los desarrolladores sostenidos contadores de mentiras no lograrán engañar a quienes desde hace miles de años entendieron que la madre se la cuida, se la defiende y no se vende.
-COPINH-