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HONDURAS Y LOS ASESINOS DE BERTA

por Omar Menjivar Rosales

Honduras es el país donde la impunidad crónica y severa, permite sin conflicto la dualidad simultánea que da lugar a que una organización sea, al mismo tiempo, una partido político y una organización criminal, como el caso del partido que está en poder

O que una estructura mercantil percibida públicamente como una poderosa empresa, sea al mismo tiempo y de modo eficiente, una estructura criminal, que corrompe funcionarios, pone a su servicio la instutucionalidad que quiera y también asesina a quien obstáculice sus propósitos de enriquecimiento estractivo.

Este último es el caso de DESA (Desarrollos Energéticos S.A.) estructura criminal con fachada pública principal de Sociedad Mercantil, propietaria del Proyecto Hidroeléctrico Agua Zarca (PHAZ), quien para lograr sus fines de enriquecimiento, a través del mencionado proyecto hidroeléctrico, no escatimó ni escatima ocación para violar la ley y obtener los permisos, licencias y contratos que le permitirían operar su proyecto; y en procura de ello, no tienen reparo, sino toda la determinación, para violar derechos humanos, hostigar, estigmatizar, criminalizar, atacar comunidades originarias y a sus dirigentes y desde luego asesinar, como lo hizo con Berta Cáceres, y antes con Tomás García y no menos de cinco víctimas más.

Para ello opera, paralelamente a su giro comercial, aparentemente lícito, como una maquinaria delictiva bien aceitada, a la que integra militares de experiencia y formación especial en el campo, activos y en retiro, sicarios locales de las comunidades donde ha impuesto su proyecto y sicarios foráneos coordinados por esos militares activos y en retiro. Igualmente coordina a nivel superior, con responsables estatales de la mas alta jerarquía, como secretarios de Estado (en especial, pero no únicamente, la Secretaría de Seguridad) y cuando es necesario, hasta con la presidencia de la República, con lo cual obtiene el asentimiento gubernamental para la realización de sus actos criminales y en no pocas ocasiones, la colaboración directa y oportuna para la concresión de los mismos , grangeándose además garantías de impunidad.

Así, valiéndose de esa mixtura criminal entre operadores particulares y funcionarios y servidores estatales, esa estructura delictiva denominada DESA, que tiene fachada legal como una sólida sociedad mercantil, planificó y ejecutó el asesinato de Berta Cáceres y están seguros de que quedarán impunes, pero no cuentan con la determinación del pueblo al que defendió Berta y la de millones de gente de los pueblos del mundo que está decidida a exigir aquí y donde sea, por el tiempo que sea, y hasta que se vea realizado, su derecho a la verdad, a la justicia, a la no repetición y el castigo para los asesinos.

¡DESA CULPABLE!