Documento de discusion del COPINH presentato a la Asamblea de Mujeres
Copan, del 10 al 13 de julio, 2011.
La conquista y colonización de Nuestramérica se concretó sobre la base de la apropiación de los bienes naturales, de la ocupación de nuestros territorios, de la negación de nuestras culturas, y de la violación y violencia sobre los cuerpos de las mujeres, especialmente de las mujeres de los pueblos indígenas y negros esclavizados que sufrimos una triple opresión: como mujeres, como indígenas y negras, y como pobres. La colonización primero y la recolonización actualmente forman parte de un proceso prolongado de violencia material y simbólica, que construye la dominación capitalista, racista, patriarcal.
La autonomía es un paso hacia nuestra emancipación como mujeres, como pueblos indígenas y negros, como habitantes de un continente históricamente saqueado y arrasado durante más de cinco siglos. Es el proceso de insubordinación frente a los mandatos del poder, en el que construimos individual y colectivamente el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, sobre nuestras vidas, sobre nuestra historia. Es una dimensión fundamental de nuestra constitución como sujetos históricos, con capacidad de desear, de crear, de decidir, de hacer caminos en nuestro andar. Significa rebelarnos en la vida cotidiana, en nuestras organizaciones sociales, en la sociedad, frente a los actos que pretenden mantenernos sumisas, dependientes, oprimidas, manipuladas y avanzar en la creación de espacios de encuentro, de acción común, de poder popular, donde se refuercen las relaciones de solidaridad, de libertad, y de creatividad.
La identidad indígena está formada por nuestra cosmovisión, saberes, creencias, valores, memoria, lengua, la manera de relacionarnos con nuestros cuerpos, con nuestras vidas, en nuestras comunidades, con la naturaleza, con otros pueblos. Es una dimensión de nuestra cultura de resistencia. De creación de una conciencia crítica propia, frente a los procesos de negación material y simbólica que impuso violentamente la conquista y colonización de Nuestramérica.
Es una identidad que tiene una raíz en la memoria colectiva transmitida oralmente de generación en generación. Se siembra en el en el territorio que guarda esa memoria. Se cosecha en el proyecto emancipatorio como pueblo, junto a otros pueblos.
La descolonización de nuestros cuerpos, de nuestras experiencias como pueblos, de nuestros territorios, forma parte del proyecto histórico de confrontación con el capitalismo, el patriarcado y el racismo, en las distintas dimensiones materiales, espirituales, simbólicas en las que se constituyen estas opresiones.
Abarca las insurgencias colectivas de cinco siglos de resistencia indígena, negra, feminista, popular. Se expresa en procesos individuales y sociales de recuperación de nuestra capacidad de acción y reflexión, involucrando sentimientos, deseos, sueños. Procesos que denuncien y vayan desarticulando la manipulación de nuestras subjetividades realizadas por los grandes medios de comunicación y de desinformación, desde los cuales se refuerzan los procesos de mercantilización de la vida.
La descolonización implica la recuperación de territorios enajenados por el capitalismo, de regiones expropiadas por las políticas imperialistas, de bienes y de trabajo humano explotado y saqueado por el capital. Implica la desprivatización de los medios de producción; el cuestionamiento de los saberes, creencias y culturas impuestos violentamente por la “civilización occidental”. Abarca también la autonomía sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas, la recuperación de las prácticas comunitarias, la crítica de la familia patriarcal y de la sociedad organizada sobre los valores del mercado.
Es un proceso de recuperación de nuestras múltiples identidades como mujeres, como pueblos indígenas y negros, a partir de la creación de experiencias de poder popular, en las que ejerzamos nuevos vínculos de solidaridad, de justicia, de libertad, con formas propias de gobierno y de vida.