Nota de prensa Vigilia por la memoria y la justicia.
Eran las cinco de la tarde cuando empezó la lluvia sobre la ciudad de San Salvador, la vigilia estaba programada a las seis. El campamento Dignidad había estado toda la mañana en la plaza El Salvador del Mundo y había tomado un rápido descanso. El calor tomó una ligera tregua, y luego arreció cuando casi una hora después fue la lluvia la que descansó.
La catedral lucía cerrada y lejana de ese montón de gente hondureña que andaba como perdida en el mundo en ese centro tan parecido a otros, como el de Tegus, lleno de gente volviendo cansada del trabajo, de vendedoras ambulantes y de ruido.
Con las mantas extendidas y las cruces puestas en vertical se procedió a cerrar la calle con una enorme imagen de monseñor Romero ahora en solidaridad con los pobres de Honduras. La gente de la ciudad preguntaba sobre la razón de esta actividad y su fundamento, hubo quien dijo que estábamos boicoteando a Funes y éramos areneros. La misma gente de la solidaridad salvadoreña les decía quienes éramos y porqué estábamos ahí en esa noche que amenazaba con mojarnos.
Aparecieron algunos medios y la radio Progeso empezó sus entrevistas, también las enviadas de tele sur que buscaron sus opiniones, los radialistas comunitarios intentaban comunicarse por el skype para transmitir el acto de esta noche.
Melo, o el padre Melo, con su estola colorida como una sandía fresca, se paró en medio de la calle y un círculo se juntó con él. Celebramos al dios de la vida, empezó diciendo, recordó que ahí Monseñor Romero, en esa catedral había hecho homilías para su gente. Y dedicó el acto a las mujeres y hombres que fueron asesinadas, denunció y lamentó que en este país y en este momento se estuviera legalizando el golpe de estado y el régimen represor. La mayoría de los rostros iluminados por las velas encendidas eran de gente conocida entre sí, que ahora duerme junta en una sala de 90 metros de largo, fuera de Honduras todas y todos los hondureños parecen más cercanos. Muchos traían entre sus manos, velas y fotos de las y los compañeros asesinados, gente que sonríe frente a una cámara, a salvo de la muerte.
Pascualita hizo su reflexión y la teología de la lucha tomó su lugar entre las y los presentes. Hubo cantos y expresión de deseos en voz alta, todos deseos de justicia, de paz, de honestidad, de cambios. Los hombres crucificados se veían al fondo de este acto, atrás de ellos y haciendo valla una enorme bandera de Honduras con su lampo de nítida luz.
La jornada continuó hoy para el campamento Dignidad. El calor somete a los que vienen de comunidades frías y el ánimo se refresca, pues antes de que fuera la hora acordada para concluir la jornada, la lluvia cae torrencial sobre el gentío.
Hay mucho cansancio, pero la ceremonia concluyó bien, hay que descansar, mañana es un día largo.
Seguimos… sí.
Prensa Insurrecta, desde San Salvador.