En la Cripta de Romero
“Lo que hay que salvar ante todo es el proceso de liberación de nuestro pueblo”. Romero, homilía, 6 de enero de 1980.
Durmiendo el sueño de los justos, con su palabra vibrando más allá de la muerte, la tumba escultura de Monseñor Romero, San Romero de América recibe en el centro de San Salvador a visitantes de todo el mundo. Hoy la cripta está llena de Honduras. Las fotos con nombres de asesinados y asesinadas son llevadas por manos de mujeres y hombres que no los conocieron, pero caminan con sus rostros. A Walter Tróchez lo cuida doña Victoria de La Paz, le anda una bolsita para que no se le moje, no importa que uno no lo conozca dice, porque son compañeros. A Wendy, la custodia don Jesús un campesino de Opalaca, con sus manos de trabajador le extiende la sonrisa que se ha arrugado de ir y venir por todas partes, vienen viajando desde Honduras. Claudia Brizuela tiene dos fotos y dos campesinos que la acompañan. Seguramente estarían contentos y contentas porque no pueden estar en mejores manos. Hay quien se le olvida su foto y se levanta de la silla, entonces otra persona la recoge. Nadie se queda solo, no hay ninguna imagen abandonada.
Aquí dentro de la Catedral, se ha extendido la manta donde las fotos sonríen ante el resto. Otra manta dice Por la memoria y la justicia y ondea la bandera hondureña. Si ver estas imágenes en Honduras conmueve, aquí en tierra cuscatleca, esta gente sin cuerpo que ha viajado con el espíritu de lucha de otras y otros se siente más cerca y más indigna su asesinato. Son aliento para nuestros pasos.
Nos han contado que Lobo vendrá a la OEA, a hablar de la reconciliación y la gran familia hondureña. ¿Qué le diría a las hijas de Olayo Sorto, activista del COPINH que fue balaceado en un camino, a quién no se le ha hecho investigación ni justicia? Pero Lobo nunca irá a Colomoncagua a hablar con ellas, no bajará de sus camionetas blindadas, no está interesado en conocer la vida y deseos de ninguna de las personas asesinadas, no le importa Olayo ni su sangre en el camino. Su discurso es un discurso tramposo, deshonesto, transmitido por las cadenas obligatorias de su desgobierno, ahora él usa palabras religiosas para justificar que el olvido es la puerta del perdón, pero de eso él no cree nada. ¿Que le diría Monseñor Romero? él que conoció bien la calaña de los poderosos y opresores que mienten como modo de vida. Lobo y el régimen actual han logrado entrar a la OEA y necesitan hablar de esta manera, pero en Honduras, los campesinos desaparecidos no duermen en sus casas, las maestras suspendidas por luchar contra la privatización de la educación no comen en la mesa, están en huelga de hambre. El gential en resistencia no deja de marchar, de organizar y luchar.
A las asesinadas y asesinados por el golpismo sólo la memoria de quienes conocimos de sus luchas y de quienes seguimos exigiendo juicio y castigo puede mantenerlos con vida. Y es este pueblo que deja sus gallinas, sus hijos, su cama, sus tortillas para andar aquí durmiendo en colchones prestados quienes cumplen con esta jornada, a otros les tocarà otras, de las miles que faltan. Pueblo religioso, también es este. Lleno de fé y de convicción en un dios de vida, y en la resistencia hondureña. Al final de cuentas sea una creyente o no, entiende que la vida es sagrada y es por ella que luchamos.
Van a celebrar misa en la capilla de Monseñor Romero, en homenaje a nuestra Resistencia, la bandera de Honduras está en la mesa de las ofrendas, compañeras nuestras leerán el pronunciamiento político en el centro de la homilía, el grupo campesino de santa marta cantará la misa campesina, la manta feminista que lucha contra las opresiones religiosas que condenan a las mujeres de Ni golpe de estado, ni golpe a las mujeres también tiene su espacio en este local, seguro que muchas no estarían de acuerdo, pero no están.
No es fácil entender la lucha hondureña, es como la vida misma, compleja, rica, diversa y extraña, a veces; esa vida que una trata de explicarse pero no puede a ratos porque no entiende sus caminos. Como la vida, esta lucha puede explicarse en grandes artículos, en reflexiones importantes, en gruesos libros que critican y recomiendan el quehacer, pero como sea, lo que es urgente es vivirla. Corta es la vida personal, Largas las luchas.