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HERMANO NECO… HASTA LA MUERTE. Hipólito Zúniga

Soy honesto y aun tengo llanto en mis ojos, aunque cierto estoy de que el momento no es de lágrima o lamento, sino de grito rebelde y puño alzado. Pero, cómo no llorar al hermano que débil en los andares del tener y fuerte e invencible en los vuelos utópicos del ser, nos dejó sin su fraternal abrazo cotidiano.
Me consuela su presencia sencilla, humilde y lúcida de hombre verdadero que no nos abandonará jamás. Su andar sempiterno inventado pretextos, vericuetos y atajos para encontrarle razón a la existencia, a las palabras y la lucha por un mundo fraterno y solidario.
Sus pinceladas tiernas retratando a Jesucristo, al Che y Morazán que, más allá de deleite estético, significan búsqueda justiciera de un sueño postergado para la humanidad. Las acuarelas policromas lucen diáfanas el ideal imperecedero de Entepica, Mota e Icelaca y, por supuesto, Lempira que vive y viene cantando con nosotros desde el final de los olvidos.
Sola está la Batalla de la Trinidad que esculpiste con gubias, buriles y cinceles de acero forjado en milenios de esperanza, amor y tenacidad de un pueblo que resiste, no obstante, la infamia, el crimen y engaño de conquistadores de viejo y nuevo cuño. Pero no siempre será así, ya viene en clarinada multiplicada un nuevo sol para todos(as) y, tus hermanos estaremos allí, festejando el alumbramiento del día que nace, reeditando con júbilo de nuevo la batalla.
Tu computadora esta rebelde esgrimiendo claves y resabios para que nunca terminemos de descifrar tus laberintos, tu música aguarda un mejor momento para invadir los espacios con luz y fanfarria matutina. Pero, el día llegará en que tú, hermano espiritual del viento, la quebrada, el sol y el camino aquel que te llevó a El Salvador, Nicaragua y a Opalaca iluminen los pasos de este pueblo que añora la libertad ancestral que perdimos con la cultura que nos impusieron e imponen los conquistadores.
No sé si fueron las causas o los azares los que cercenaron tu vida, la verdad es que la justicia tarda y eso duele. Por ahora, hermano, la orden es reemprender el camino iluminados y acompañados por tu palabra llana, tu coherencia de incurable buscador de quimeras, tu sonrisa de continente a continente y tu silencio que nos hablará siempre.
Tus lienzos, tu caballete, tus oleos y, por supuesto, las herramientas de robarle alegría a la tristeza descansaran un rato, pero pronta bajarás con otras manos para seguir horadando agujeros en los muros para permitir que un nuevo aíre sacuda la vetusta construcción de la una sociedad que se yergue en la lógica del tener.
Mientras tanto sigue andando tu vuelo creativo y fulgurante en otras dimensiones, desapegado, libre, incontrolable como siempre. Nosotros seguiremos aquí, pues hay tareas pendientes que cumplir, tu ejemplo es acicate, motor y émulo que inspira.